
El vino tinto es una bebida muy popular en nuestra dieta mediterránea. Desafortunadamente, el vino, sobre todo el vino tinto, puede dañar los dientes. Los dientes pueden volverse de un color púrpura suave después de beber vino tinto. Con el tiempo, este tipo de bebida puede provocar que los dientes se vuelvan más marrones, azules, grisáceos o morados.
¿Por qué el vino puede cambiar el color de los dientes?
Esta decoloración ocurre porque el vino tinto contiene ácidos, taninos y tintes naturales, todos los cuales pueden dejar los dientes grabados y manchados.
Hay dos factores que determinan la gravedad de las tinciones de los dientes por el vino:
la naturaleza del vino tinto
las particularidades del esmalte dental
Vamos a analizar estos dos factores por separado.
La naturaleza del vino tinto
El vino tinto es rojo debido a las antocianinas, que son los pigmentos de las uvas que le dan al vino tinto su color púrpura.



También tiene un alto contenido de taninos, que provienen de la piel, las semillas y los tallos y que le otorga una astringencia deliciosa, pero, en un giro desafortunado, ayudan a que el pigmento se adhiera a los dientes.
Y, por último, los dientes son vulnerables en ese momento a un tercer factor: el ácido. El vino tinto es ácido, y esta acidez graba el esmalte, haciéndolo más poroso y facilitando que la mancha se adhiera. El vino blanco también es ácido, incluso más ácido que el tinto de hecho, pero no mancha los dientes porque es blanco.
Las particularidades del esmalte dental
Además, no todos los dientes son iguales. La placa bacteriana acumulada sobre la superficie de los dientes puede provocar la aparición de manchas por lo que sería recomendable cepillarse los dientes 30 minutos antes de beber.